Desde que era niña siempre escuche las historias de aquellos cubanos que en 1958 salieron corriendo de su patria por la llegada de Fidel al poder, prefirieron abandonarlo todo, incluso dejar a muchos familiares allá, los que no pudieron irse mandaron a sus hijos como pudieron a otros países... todo eso para escapar de lo que significaba esa “revolución”; que no era otra sino cerrarle y condenarle los sueños a mucha gente.
Hoy en día, ya en otro siglo esa “revolución” continua, escapando unos pocos, tomando la cruda decisión irse en una balsa, arriesgando sus vidas a la deriva, bajo un inclemente sol…pero salir de la pesadilla que los atormenta día a día y que los mantiene aislados del crecimiento y desarrollo de un país, de sus propias vidas; esa es la realidad aun en Cuba… 51 años después.
Aquí las puertas son mas pesadas para abrir, simplemente observamos como la destrucción despiadada en todo nivel de nuestro país se esta concretando; mientras solo esperamos, sí es que nos queda país hasta Septiembre por unas elecciones. Pero muchos se marchan por amenazas, por atropellos, porque estamos viviendo la mayor anarquía de un sistema, donde las leyes hacen gala de un silencio perenne y cómplice… ¿Quiénes nos quedamos para frenar este desastre? Ó ¿Nos vamos todos y terminamos de regalar este país a los delirios del Dictador?
Hoy en día, ya en otro siglo esa “revolución” continua, escapando unos pocos, tomando la cruda decisión irse en una balsa, arriesgando sus vidas a la deriva, bajo un inclemente sol…pero salir de la pesadilla que los atormenta día a día y que los mantiene aislados del crecimiento y desarrollo de un país, de sus propias vidas; esa es la realidad aun en Cuba… 51 años después.
Aquí las puertas son mas pesadas para abrir, simplemente observamos como la destrucción despiadada en todo nivel de nuestro país se esta concretando; mientras solo esperamos, sí es que nos queda país hasta Septiembre por unas elecciones. Pero muchos se marchan por amenazas, por atropellos, porque estamos viviendo la mayor anarquía de un sistema, donde las leyes hacen gala de un silencio perenne y cómplice… ¿Quiénes nos quedamos para frenar este desastre? Ó ¿Nos vamos todos y terminamos de regalar este país a los delirios del Dictador?
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