Subo al carro tranquilamente, me coloco en cinturón de seguridad, prendo el motor del carro, todo esto con el mejor humor, pensando en las miles de cosas que tengo que hacer, al llegar al destino, mientras tanto voy colocando el bolso en el asiento del carro, para evitar que cualquiera meta la mano dentro, y me lo robe, porque sigo con el aire malo; comienzo a prepararme psicológicamente para las colas que me voy a enfrentar… decido quitar el freno de mano, pisar el cloche, cambiar la velocidad y comenzar así la batalla automovilística con los conductores o gladiadores en la arena …que normalmente se suelen llamar: la autopista o avenidas de la cuidad…
Me resulta cada día más alarmante el manejar por las distintas vías de la ciudad, el grado de agresividad que se observa en cualquier conductor es impresionante; solamente el tener “pecaminosamente” que cruzar en una avenida, calle o autopista y esperar el que te den paso, resulta agotadoramente estresante; porque tienes que estar pendiente de: que alguien milagrosamente te ceda el paso, de que no te vayan a chocar, teniendo en cuenta que desde hace rato estas dando señas con las luces de cruce, porque necesitas pasar, de que no te vayas a llevar por el medio a un motorizado, porque van por donde quieran, de que no te vayan a robar, de que no vayas tampoco atropellar al buhonero que esta en la autopista vendiendo, o del chico que esta haciendo malabarismos en la avenida…en fin tienes que estar pendiente de millones de cosas, hasta que finalmente o pasas a la fuerza tocando la corneta, previendo todos los detalles narrados anteriormente o alguien milagrosamente amable te da paso. Convirtiendo esto, que el trayecto te resulte poco agradable y que es un verdadero desastre manejar en Caracas.
Atrás en los viejos libros de anécdotas caraqueñas, quedaron los buenos modales de los ciudadanos conductores, o de las recomendaciones que llegaron a observar y escuchar algunos ciudadanos por todos los medios de comunicación, sobre los consejos de cómo ser un buen ciudadano; realmente poco es aquel que lo recuerda en la Caracas actual; muchos se preguntaran si eso alguna vez existió… pero realmente de eso, ya ha pasado mucho tiempo; hoy en día, tenemos los atroces consejos de guerra, caos, amenazas y todo lo mas negativo que pueda salir del verbo vulgar y soez del YO SUPREMO; ese es el ejemplo que lamentablemente tenemos, esa inyección diaria de odio y caos, a eso nos debemos hoy en día los venezolanos; a la antipatía, la falta de tolerancia, la vulgaridad, el poco respeto, la falta de sentido común, ese cambio tan deplorable de todo un país, colaborando también a la INDIFERENCIA de un pueblo, que tristemente ha perdido las raíces de lo que éramos.
Sin embargo a pesar de todo, sigo sin perder las esperanzas, que ese cambio se dará votando el 23 de Noviembre, a que esa actitud, que se ve hoy, solo sea, la paciencia por esperar la fecha para salir a votar, demostrando así, que no merecemos seguir viviendo en el infierno de país que estamos viendo y sobreviviendo, porque toda la nación se encuentra en emergencia y cada día agoniza más, envolviéndonos poco a poco en un manto de comunismo, pobreza, odio, vulgaridad e ignorancia; sin contar, ni olvidar las otras miles de carencias que estamos sufriendo absolutamente todos los venezolanos.
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