El observar y sentirme orgullosa por lo que se había logrado en las Elecciones del domingo, esa pequeña emoción que de manera obligada, fue nublándose a medida que me enteraba de los escándalos que se estaban formando en las proclamaciones de los Gobernadores y Alcaldes, que ganaron legalmente, por medio del voto, voto que todos los ciudadanos fuimos a ejercer porque es nuestro derecho y deber, como esta contemplado en la Carta Magna, y porque somos un pueblo que todavía a pesar de todos los vicios que envuelven a los poderes, confiamos en el poder de este derecho; la otra mitad o menos de la mitad de la población, sigue como borregos atendiendo el llamado de un enfermo de odio y sed de sangre desmesurado, por no respetar la escogencia de otras personas que no forman parte de su proyecto comunista, porque realmente NO queremos ser comunistas. Mientras proclamaban a los nuevos mandatarios regionales, ellos con la ilusión en la mirada y el verbo, por tener el sueño de mejorar la situ